domingo, 3 de noviembre de 2019

RETRATO DE UNA MUJER EN LLAMAS: EL AMOR Y LAS LLAMAS ENTRE MIRADAS



Se apagan las luces y todos los espectadores permanecen en silencio en la sala, algunos se quedan mudos ante lo que acaban de presenciar, otros inertes con lagos en los ojos intentando asimilar el boom de emociones que les ha provocado la película de la directora Céline Sciamma.  

Esta cineasta francesa creadora de películas tan buenas como "Girlhood", "Tomboy" y "Lirios de agua", donde en todas ellas retrata a las mujeres como ningún otro cineasta ha hecho, con mucha sensibilidad y de manera feminista, ahora despunta con su última y majestuosa obra.  





La película ambientada en una isla de la Bretaña francesa en 1770, cuenta la historia de Marianne (Noémie Merlant), una joven pintora, que llega a la isla para cumplir el encargo de pintar a la joven Héloïse (Adèle Haenel) que acaba de salir del convento y que su madre la quiere desposar con un milanés, si a éste le gusta el retrato. Por lo que la joven pintora deberá hacerlo sin que Héloïse se de cuenta, dado que ésta se niega a posar como única herramienta para impedir esa unión a la que se ve forzada sin quererlo. 




"Retrato de una mujer en llamas" se reduce simplemente al amor entre miradas, en la primera parte de la historia, que puede resultar un poco más lenta y misteriosa, nos muestras la sutileza del enamoramiento, y obviamente esto no puede ser instantáneo, se va cociendo poco a poco con el delicado juego de seducción de te observo, me miras, te miro, y volvemos a empezar. Donde las protagonistas llegan a saber al milímetro sus expresiones, sus gestos y las reacciones que tienen ante ciertas situaciones. Y así se llega a una segunda parte más explosiva y vital, que eclosiona al verse ambas protagonistas en llamas por el amor, el deseo y la pasión que les arde por dentro y que se culmina con un beso precioso, sensible y sensual, que seguro que pasará a la historia como los de Titanic, Ghost, Spiderman o El diario de Noah

Ambas actrices, tanto Noémie como Adèle están sublimes, majestuosas, devoran la pantalla igual que se devoran entre miradas. Capaces de mimar cada gesto, cada movimiento, la modulación de sus voces según lo requiera la escena. La química entre ellas es tan evidente que el propio espectador desea que ambas se dejen llevar por lo que sienten sus personajes, y ellas exprimen su pasión de manera explosiva, sin duda alguna, serán una pareja icónica imposible de quitar de nuestras mentes. Seguro que las veremos recoger algún Premio Cesar a la Mejor Actriz, que son como los Premios Goya en España pero en Francia. Para Noémi sería el primero mientras que para Adèle sería el tercero tras los ganados como Actriz Secundaria y Principal en 2014 y 2015 respectivamente. 



Con un guión fabuloso, ganador del premio al mejor guión en el Festival de Cannes, no solo por lo que se dice explícitamente, sino por todas las metáforas, por las cosas implícitas que esconden cada una de sus frases y también por sus silencios que a veces pueden decir muchísimo más que las palabras. Hay sublimes réplicas cuando una de las protagonista le pregunta a la otra ¿Ser libre es estar sola?. Otro diálogo excelente, que aparece en un momento crucial del metraje: "Si usted me mira, ¿a quién miro yo?, y el momento que explica el amor que va creciendo en su interior con el mito de Orfeo y Eurídice, donde él prefiere conservar la imagen de su amada en sus recuerdos y hacerlo inmortal, más que intentar conservarla sabiendo lo difícil que esto resultará.




Además de todo esto, presenta unas fotografías y unos paisajes preciosos, el gran Friedrich está presente en la mayor parte de la película, una de las imágenes nos recuerda al famoso retrato "Caminante sobre un mar de nubes". Incluso la pintura que realiza la joven Marianne tiene esa esencia, sobre todo cuando la protagonista entiende que tiene que plasmar en el lienzo el fuego que lleva en su interior y las llamas que arden en la de su modelo, y es entonces en su justa igualdad, donde el creador y el espectador encajan formando una pieza y se produce esa obra magistral.














La directora hace un precioso trabajo con los primeros planos de ambas protagonistas, para reflejar la profundidad de sus miradas y los sentimientos en sus gestos hasta que dos primeros planos se convierten en uno solo. Pero esta maravillosa película, también retrata de forma muy sencilla y cuidadosa otra de las mayores problemáticas que ha sufrido la mujer en toda la historia, sin que la decisión que toma este personaje sea la misma para el resto, y el personaje opta por esta opción sabiendo el dolor que esto le causa y teniendo al lado lo que tendría si cambiase de decisión. Pero esto queda en un segundo plano dado que la historia de amor es tan fuerte, tan arrolladora y poderosa que no se necesita nada más.




Una historia muy feminista donde las mujeres actúan como amigas, como iguales, aboliendo cualquier clase de jerarquía y donde los hombre aparecen cuanto apenas, aunque sin tener mucha presencia física, tienen sus raíces en las acciones que provocan en las protagonistas, siendo fuente de la opresión de Héloïse al forzarla a un matrimonio impuesto, también en el caso de Marianne al tener que cambiar su nombre por uno masculino (el de su padre) para tener un renombre y estar bien visto en la sociedad, y siendo su presencia física en el castillo el principio y el fin del verdadero amor

Posiblemente esta película nos recuerde un poco a la también Ganadora de la Palma de Oro de Cannes 2013 "La vida de Adèle", pero hay muchísimas diferencias entre ambas, siendo "Retrato de una mujer en llamas" menos sexualizada, mucho más íntima, con el predominio de la belleza y los detalles del amor, emocionante con elementos tan minuciosos como son las miradas o los diálogos.




Si la película presenta un inicio precioso que te acabará conmoviendo al conocer la historia, tiene un final majestuoso y apoteósico, donde la música siendo muy limitada a lo largo de las 2 horas que dura esta historia, acaba demostrándote que te puedes enamorar, sentir, sufrir, sin el suplemento de la música melancólica que lo acompaña en muchas películas, eso sí, en los momentos que aparece, te engancha y provoca un torbellino en tu interior

Esta exquisita y devastadora historia de amor, te acabará conmoviendo y enamorando a lo largo de su duración o en sus dos momentos finales (el número 28 y la música) que te dejará sin palabra, demostrándote en una imagen, en un primer plano, en una mirada, que se puede contemplar el dolor, la congoja y el desconsuelo del amor, y la felicidad de los recuerdos y los instantes vividos, taladrando indefinidamente en el interior del espectador. 
Sin duda, una de la mejores y más hermosas películas del año, que nada más terminar te habrá enamorado tanto que querrás volverla a ver.




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